jueves, 8 de noviembre de 2012

Códigos QR para perros y gatos


Códigos QR para perros y gatos

Restaurantes, lápidas o animales de compañía... el código pixelado cada vez es más popular aunque los expertos advierten que la inmensa mayoría no se hacen bien


   Del clásico billete de avión a la chapa veterinaria o a la lápida funeraria. El uso de códigos QR cada vez abarca más productos y servicios en España, en parte gracias al auge de los smartphones, y es fácil encontrar estos códigos pixelados en vallas publicitarias, en objetos de lo más variado y en multitud de servicios. Incluso ya es posible hacer la compra desde la estación de tren con tan solo un teléfono móvil. Pero a pesar de la explosión del servicio, los expertos advierten que el uso de códigos QR sin una buena estrategia de marketing que invite a usarlos disminuye mucho su potencial.

  “En el metro de Tokio se pueden comprar verduras a través del código QR y vimos que tenía muchas posibilidades”. Así empezó a expandirse la empresa catalana Estudi 13, explica Santi Busquets, su director comercial. Llevan cuatro décadas dedicados a la fundición y confección de trofeos y medallas y desde hace medio año han abierto una pequeña vía de negocio llamada QR-Estudi: placas metálicas con el código QR grabado. “Hemos juntado la parte informática y la de los grabados en láser”, resume Busquets a LaVanguardia.com. La empresa, con sede en Terrassa, estrenó hace unos días su servicio con un sistema de lápidas codificadas en el cementerio barcelonés de Les Corts y ya están trabajando con clínicas veterinarias en un servicio en el que la chapa de los animales de compañía contenga un código que albergue toda la información relevante sobre la mascota. “La idea es que el veterinario los regale a los clientes para que el animal pueda llevar todo su historial encima”, explica el empresario.

  Pero no son los únicos que quieren aplicar el código QR a los animales. A modo de ejemplo –ya que hay varias propuestas en la misma línea- la empresa Winkstore, dedicada a la comercialización de accesorios de mascotas también ha ideado un sistema para que el código vaya incrustado en el arnés del perro.
Y además de en el campo de la veterinaria, Estudi 13 trabaja para poder introducir este mismo sistema en museos y también en las medallas de eventos deportivos: “A través del código el propietario del trofeo podrá acceder a datos de la carrera, vídeos, etc”, detalla el director que también señala que el servicio que ellos ofrecen descarga directamente información y “no hay que ir a ninguna web”.

  Con esta voluntad de introducir los códigos bidimensionales en la vida cotidiana, también la cadena Sorli estrenó en septiembre un supermercado virtual con códigos QR en la estación de ferrocarriles de Sarrià (Barcelona): un plafón con el dibujo de los productos ofertados con un código al lado que permite hacer la compra a la vuelta del trabajo con la ayuda de un móvil. También algunas editoriales han empezado a introducir el código entre las páginas de sus libros.

  La importancia de la estrategia
Y a pesar de la popularización de estos códigos, que ya se usan en eventos de todo tipo o en botellas de vino, los expertos en marketing señalan la importancia de elaborar una estrategia previa para que sean usados y efectivos. Es lo que cree Juan Ángel Poyatos, Director creativo de Selenus, una empresa de comunicación especializada en marketing móvil. La empresa empezó a explotar los códigos QR “cuando todavía en España nadie los conocía” pero creen que este sistema no se está usando de la mejor manera: “No se trata solo de colocarlo en un cartel y esperar que la gente lo vaya a escanear”, explica.

  Lo mismo opina Javier García Oltra, responsable de Pro Solutions, una empresa valenciana que lleva tres años trabajando con agencias de publicidad y marketing en el sistema de códigos QR. Para García Oltra muchas agencias de comunicación no han sabido sacar partido a estos códigos ya que a menudo se sitúan en lugares en los que es complicado su escaneo como colocarlo en una revista de vuelo cuando el móvil debe estar apagado en ese contexto o en un cartel colocado detrás de un autobús.
El director creativo de Selenus también cree que se ha generalizado “el uso” de los códigos QR pero no la “utilidad” porque hay muchos que “nada más” llevan a una web que además no está adaptada. Y la supuesta mala gestión de los códigos por parte de las empresas se ha recogido en un estudio encargado por Selenus. En una muestra de 75 empresa usuarias, un 69% reconoce que no tiene estrategia. “Han puesto el código porque sí”, valora Poyatos. En este sentido, el hecho que un usuario pueda crear fácilmente este código fundamenta la idea de que, a menudo, se usan sin un fin claro.

  ¿Tiene los días contados?
A pesar de su auge, algunos ya han puesto “fecha de caducidad” a este sistema porque otras tecnologías podrían remplazarlo y también porque ven que el código QR únicamente como un enlace, detalla Poyatos que no obstante, opina que pensar así es “simplificar” mucho el potencial del código. Lo importante para los expertos es elaborar la estrategia y el contenido desde el punto de vista del usuario para que sea un reclamo –y así el usuario tenga la necesidad de escanearlo- y también aporte valor y contenido interesante.



FUENTE: http://www.lavanguardia.com

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